El color de pintura y del pavimento se prolonga en baños y cocina, en los que el revestimiento porcelánico de tonalidades muy similares, ofrece una mayor resistencia al tránsito y a la humedad.
Uno de los elementos más atractivos de esta vivienda es la sinuosa curva del salón. Este diseño curvilíneo presente en el techo, cortinas e iluminación responde a la forma achaflanada de la fachada del edificio consiguiendo una apariencia más naturalista, alegre y original que rompe con la monotonía de las líneas rectas del resto de elementos.
La teatralidad resultante de la enorme cortina, la convierte en un magnífico telón de fondo.
Tan solo la elección de los cojines en color mostaza y la madera de roble tintado, rompen ligeramente con la hegemonía de los colores neutros – blancos, grises y beige.
Un completo armario, simétrico y sin tiradores, preside el dormitorio principal con las mismas tonalidades neutras que aportan continuidad al proyecto. El aire romántico viene dado por los tejidos naturales de algodón, lino y yute trenzado presentes en la cama, cortina y alfombra.
El baño y el dormitorio se comunican a través de una puerta corredera oculta de igual acabado de los armarios. Ambos espacios presentan el mismo pavimento creando una continuidad visual delimitada, únicamente, por la ducha de obra realizada en gres porcelánico antideslizante.
La fuerza del “menos es más” vuelve a la cocina con un diseño práctico y sencillo.